El análisis se basa en información de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en respuesta a una solitud de información pública, respecto a los enfrentamientos en los que los soldados participaron entre 2008 y 2016. La SEDENA, empero, proporcionó información sólo hasta la primera semana de abril de 2014. De cualquier modo el análisis de estos datos parciales arroja mucha luz sobre la realidad de las agresiones de los sicarios contra el Ejército y la respuesta de éste.
Para la construcción del mito de la “alta letalidad” del Ejército, los autories del CIDE echaron mano de uno de los recursos más extremos de la deshonestidad intelectual y la propaganda: elegir determinadas variables de la realidad que avalaran sus tesis pero desdeñar otras que las contradijeran. Tal fue el sentido de comparar el número de criminales muertos en enfrentamientos con el Ejército con el número de heridos.
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